Me encantan las cerezas, así que cuando llega la temporada
aprovecho para comerlas con frecuencia y para utilizarlas en repostería. Esta
tarta es fácil de elaborar y si os gustan las cerezas, os animo a que
la hagáis antes de que se acaben, que ya queda poco.
8 personas / 60 minutos
INGREDIENTES
Para la masa
300 gr de harina
80 gr de azúcar
150 gr de mantequilla (a temperatura ambiente)
2 huevos
1 yema de huevo
1 pizca de sal
Para el relleno
600 gr de cerezas
1 cucharada de vino dulce o aguardiente de cereza
100 gr de azúcar
4 huevos
250 ml de leche Ideal
50 gr de harina
la ralladura de una naranja
1 sobre de azúcar vainillado
½ cucharadita de canela en polvo
PREPARACIÓN
En un bol, formamos un volcán con la harina y le añadimos la
mantequilla ablandada y troceada, el azúcar, la sal, los huevos y la yema. Lo
trabajamos todo junto con las manos hasta obtener una masa homogénea. Formamos
una bola con ella, la envolvemos en film transparente y la refrigeramos durante
30 minutos.
Mientras, lavamos las cerezas, las secamos y las deshuesamos
con el deshuesador, teniendo cuidado de que no se quede ningún hueso. Las
reservamos.
Precalentamos el horno a 170º.
Colocamos la masa entre dos hojas de papel de hornear y la
estiramos con la ayuda del rodillo (yo dibujo con un lápiz la medida del molde
y luego le doy la vuelta, así consigo extender la masa con la medida exacta del
molde que voy a utilizar). Colocamos la masa sobre el molde, quitamos el papel
que queda encima, apretamos ligeramente los bordes y pinchamos la base con un
tenedor. La cocemos en el horno precalentado a 170º durante 20 minutos y luego
la sacamos y la dejamos enfriar.
Batimos los huevos con el azúcar y le añadimos la harina, el
azúcar vainillado, la canela, la ralladura de naranja, el vino dulce y la leche
Ideal. Colocamos las cerezas sobre la base de la tarta y vertemos la mezcla por
encima con cuidado para que las cerezas queden bien repartidas.
Horneamos la tarta a 170º durante 30 minutos o cuando veamos
que está cuajada y que empieza a dorarse la superficie. La dejamos enfriar
sobre una rejilla.
Se puede tomar fría o templada.